Corría, concretamente, el 7 de febrero de 2000 (lo sé porque tengo los papeles que lo atestiguan, no por mi deteriorada memoria). Por aquellos tiempos estaba en antena, en Antena 3, un concurso de tantos chorras de los que habitan en las pantallas, y de tan chorras decidí que podía ganar algo de pasta. No mucha, desde luego, por mi patológico sentido del ridículo que me impide salir en televisión (o salir en cualquier lado), pero en este concurso, llamado 'Alta tensión', se podía participar cómodamente 'desde casa'. Era aquel de los paneles que presentaba Constantino Romero, seguro que os acordáis, porque anda que no estuvo tiempo ni nada.
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El panelazo (pinchar para ampliar) |
Bueno, el caso es que envié un "panel" para que lo adivinara el concursante que iba al plató. Y claro, ¿qué panel podía mandar? No podía ser otro que "
FAMOSOS LÓPEZ Y SU PROFESIÓN". Exitazo. Me llamaron. Lo habían seleccionado. No me extraña, pensé, seguro que semejante panelazo no se le había ocurrido a ninguno de las 1.762.368 López que pueblan España.
Este que hay aquí es el panel que me hizo ganar la friolera de 50.000 pesetas, eso sí, DE LAS DE ENTONCES y bien antiguas. De los cuadrados, los que están en oscuro era los que puse mal para que fallaran, y de esos 6, el concursante (la verdad, no me acuerdo de él) falló 2, solo recuerdo que una de ellas era "López Mateos, historiador", esa la dijo y la cagó. Ahí queda para la historia: el presentador nombró nuestros apellidos, como figura en ese cuadrito.
En fin, curiosamente lo que más recuerdo es el mal rato que pasé con la llamada. Me llamaron al trabajo por la mañana, y me dijeron que allí había un ruido infernal (que se mantiene hasta hoy) de gente hablando y ruidos varios, y que si no me iba a un sitio silencioso no podría hacerse. Sí, hombre, me seleccionan y voy a abandonar por no haber un teléfono fijo desde donde hablar (aún no había móviles, o yo todavía no tenía). Total, que solo conseguí meterme en una sala en la que había unos 8 o 10 funcionarios, pero el silencio era más sepulcral que en el sótano del conde Drácula, y ahí me tenéis, repitiendo tomas con el mismísimo Constantino Romero, mientras todo el ocioso funcionariado (porque en Justicia hay mucho ocio, aunque mis hermanas conste que trabajan mucho) me miraba -más bien escuchaba- como si tuvieran delante a Elvis vivo y sin tupé hablando con el más allá de Jiménez del Oso.
Así fue mi principio y fin en televisión. Os dejo un enlace (madre, hay que pinchar
AQUÍ)de una cosilla que hice sobre el gran Constantino.