miércoles, 11 de abril de 2012


VISITA A BILBAO


Como muchos sabéis, el día de mi cumple hicimos una visita relámpago a Bilbao aprovechando que era fiesta y que la ocasión lo merecía.

Además de hacer un recorrido turístico por la ciudad me hacía ilusión ver la calle donde habíamos vivido y sus alrededores.

Nuestra calle se llamaba Particular de Indautxu (la madre lo confirmará), hoy sólo Indautxu, y el número del portal era el 5. Del piso no me acuerdo.











Es una calle tranquila y cerrada al tráfico, con bancos de madera y dos o tres bares.




















Esta es la Plaza Indautxu, donde jugábamos cuando éramos pequeñas.
Los de allí dicen que ha cambiado mucho y que no se reconoce.





Es una ciudad moderna y con grandes contrastes. Los edificios antiguos se mezclan con una arquitectura muy actual e innovadora. La ría la han limpiado e incluso hay un barquito que hace recorridos turísticos por ella.


















El Casco Viejo tiene buen ambiente, las tapas son de tres pisos (pequeño pintxito de Bilbao) y la gente es muy maja: vamos, que nos hemos quedado con ganas de volver.

4 comentarios:

Fernando López Mateo dijo...

Muy chulo el reportaje...

elena dijo...

Muy bien todo. Te podías dedicar al periodismo de investigación.

Cristina dijo...

Isa podrías dedicarte al Turismo, que al leer tu crónica de la visita a Bilbao me han dado ganas de ir, ah, y las fotos muy chulas.
A ver si consigo convencer a J.C y vamos nosotros...

Marta dijo...

Muy bueno el reportaje.
Creo que vivíamos en el segundo izquierda y había una castañera en invierno a la entrada de la calle (en la cera de los pares).
Desde nuestra ventana (no la que daba a Indautxu sino la otra) se veía la ventana de la tía Antonia.
Desde luego, la calle no se parece en nada de lo que recuerdo. Excepto ser calle cerrada.
El local que había debajo de casa era un ultramarinos. Y en la calle jugábamos a las tabas (de plásticos de colores).
Para ir a la plaza había un guardia con casco subido a una peana (en vez de semáforos) y en la plaza teníamos columpios a los que se accedía en orden riguroso. Veinte viajes empujados por el siguiente a entrar. Ni uno más.
Jo, que mayor soy. Creo que también tendría que ir a Bilbao.